21/9/09

puntos suspensivos

Comenzamos a pensar en nuestras posibilidades cuando ya estamos hasta las manos metidos en un problema y este no se resuelve como queremos o pensabamos. El problema comienza cuando al percatarnos de la situación, tomamos el camino que parece más fácil o el manotón de ahogado.

Qué hago ahora?qué dejo de hacer?cómo lo hago?todas estas son preguntas casi retóricas en esos momentos, si fue a la derecha y no funcionó, entonces la izquierda, si fue blanco, entonces negro, si fue amor, entonces odio.

Generalmente el buscar el opuesto no funciona, porque es inútil hacer que nuestros sentimientos o posturas varíen tan bruscamente de un segundo para el otro. El inconsciente nos aniquila. Puedo pensar que quiero algo, pero ante presión actúo como si algo mecánico me guíara, sin importar cuan pensada y razonada tenía mi última decisión.

Hay muchas veces que las cosas no se dan como uno las planea por propias negligencias, mientras que en otras, son factores externos que nos impiden alcanzar lo que deseamos.
Cómo saber?cómo anticiparse ante esas posibilidades?ojos bien abiertos, oídos bien atentos no deben de ser las únicas medidas, pero como mínimo son las básicas existenciales. A veces, surge la cuestión de si ya sabía porque algo era de un modo con antelación, porqué igual me meto?es acaso un tema de rebeldía, deseo o masoquismo? qué es eso de nosotros que nos hace proclives a caer en situaciones complejas y otras veces un tanto dolorosas? Aún siendo cautos..aún teniendo en cuenta todos los riesgos, siempre , SIEMPRE, se da el margen de error. Y ese error a veces cuesta caro.